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Análisis

Esta no es la solución que nuestro sistema migratorio necesita

La ofensiva militarizada de la administración contra la inmigración está erosionando las libertades civiles, y ocurre en medio de la resistencia de ICE a la supervisión legal del Congreso.

julio 8, 2025
ICE
Damian Dovarganes/AP
  • La nueva ley presupuestaria incluye $150 mil millones de dólares para la detención de inmigrantes, seguridad fronteriza y medidas de control.
  • Todo esto será para una agencia cuyos efectivos usan máscaras para evitar ser identificados mientras detienen a personas en las calles, arrestan a líderes políticos y eligen sembrar el terror.

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Esta semana, miembros de la Guardia Nacional y agentes federales de inmigración, enmascarados y fuertemente armados, realizaron un operativo en el parque MacArthur en Los Ángeles. “Llegaron a caballo y en vehículos blindados”, reportaron periodistas, “portando rifles y con equipo militar en pleno centro de la comunidad inmigrante de Los Ángeles”. La alcaldesa Karen Bass condenó el operativo: “así es como se ve una ciudad antes de un golpe de estado”.

Esto sucedió después de la visita presidencial la semana pasada a lo que las autoridades llaman “Alligator Alcatraz”. Es un campamento para. . . digamos, concentrar a personas detenidas como parte de los procesos migratorios. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, alardeó: “está aislado y rodeado de una fauna peligrosa y un terreno implacable”. Todo esto dificulta consultar a un abogado o recibir el debido proceso legal.

Es un verano de fuerza bruta y crueldad demostrativa.

Y ahora se impone un dato escalofriante: La nueva ley presupuestaria incluye $150 mil millones de dólares para la detención de inmigrantes, seguridad fronteriza y medidas de control. No hay precedentes en la historia en tiempos de paz de un aumento tan grande en los servicios de seguridad de Estados Unidos. Como mi colega Lauren-Brooke Eisen señala: “el proyecto de ley financia un enorme sistema de detención migratoria que probablemente sería difícil desmantelar bajo futuros presidentes”.

El Servicio de Control de Inmigración y Aduana de Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement o ICE, por siglas en inglés) será ahora, con diferencia, la mayor agencia federal de aplicación de la ley. Su presupuesto superará al del FBI, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos combinados. (Incluso tiene un presupuesto mayor al de las fuerzas armadas de Brasil, Italia e Israel).

Esto requerirá una contratación apresurada de nuevos agentes de ICE, con poca capacitación y supervisión. Funcionarios federales y locales encargados de hacer cumplir la ley serán retirados en masa de sus funciones principales para que desempeñen la función, que poco conocen, de velar por el cumplimiento de las leyes de inmigración. Todo esto será para una agencia cuyos efectivos usan máscaras para evitar ser identificados mientras detienen a personas en las calles, arrestan a líderes políticos y eligen sembrar el terror.

A pesar de todas las afirmaciones de que solo se enfocarán en “lo peor de peor”, las acciones de control migratorio parecen, centrarse cada vez más en trabajadores de la construcción y jardineros sin antecedentes penales que en narcotraficantes o agresores sexuales.

Luego está el preocupante papel de las prisiones privadas. Firmas privadas construirán y operarán muchas de las nuevas instalaciones. Eisen, autora del libro definitivo Inside Private Prisons, informa: “en mayo, el director ejecutivo de la empresa de prisiones privadas CoreCivic les dijo a los inversionistas, ‘nunca en nuestros 42 años como empresa hemos tenido tanta actividad y demanda por nuestros servicios como la que estamos viendo en este momento.’ Este proyecto de ley presupuestario consolidará esa visión para CoreCivic, GEO Group y otras empresas que administran y son propietarias de centros de detención de inmigrantes y subsidiarias de trasporte”.

El poder ejecutivo ha rechazado la supervisión del Congreso. Las leyes federales establecen que se debe permitir a los miembros del Congreso y su personal “ingresar [...], para fines de supervisión, a cualquier instalación operada por el Departamento de Seguridad Nacional que se utilice para detener o albergar de alguna manera a personas extranjeras”. ICE está ofreciendo resistencia y, en ciertos casos, negando el acceso por completo.

Y, por supuesto, que el Brennan Center ha documentado las formas en que esta actual ofensiva se está llevando a cabo en violación de la ley. Un ejemplo claro es el uso indebido de la Ley de Enemigos Extranjeros, un estatuto desacreditado para tiempos de guerra que el poder ejecutivo ha usado para deportar a migrantes.

Los estadounidenses tienen opiniones profundamente encontradas. Somos una nación de inmigrantes y un estado de derecho. Los estadounidenses quieren un sistema migratorio ordenado con una aplicación adecuada de la ley. Las escenas de caos en la frontera provocan rechazo en Estados Unidos y otros países. Estas fueron claves para la victoria de Donald Trump, con su apoyo creciente en muchas comunidades de inmigrantes. Además, alimentaron afirmaciones falsas, xenofóbicas y racistas sobre la supuesta criminalidad generalizada de los migrantes.

Pero muchos estadounidenses aún se retraen ante el giro cruel en la campaña de deportación. El asesor de la Casa Blanca, Stephen Miller, ha arremetido contra la falta de arrestos y deportaciones por parte de los agentes de inmigración. De ahí el enfoque en detener —y aterrorizar— a familias inmigrantes, muchas de las cuales viven aquí desde hace años, han trabajado duro, pagado impuestos y formado familias. La indiferencia cruel hacia los niños es una característica del enfoque de Miller.

Los responsables de las políticas han postergado la reforma migratoria durante décadas. Sus elementos —fuerte seguridad fronteriza, una vía a la ciudadanía, mayor inmigración legal, solución a los problemas del sistema de asilo— no han cambiado. En su momento, contaron con apoyo de ambos partidos. Es posible que el péndulo político vuelva a oscilar. Pero mucho después de que esta administración se vaya, el aparato de control inflado y ominoso seguirá ahí. Las amenazas contra las libertades civiles suelen producirse durante tiempos de guerra. Esta vez, tendremos que restaurar el estado de derecho después de una guerra contra nuestras comunidades.

Traducción de Keynotes, inc.