- El habeas corpus es un procedimiento legal que le permite a una persona detenida por el gobierno disputar su detención en ante la justicia.
- En los Estados Unidos, este recurso está disponible tanto para personas ciudadanas como no ciudadanas.
- Debido a que el mandamiento de habeas corpus ha frustrado algunas de las políticas migratorias más agresivas del presidente, algunos miembros de su administración han hablado de la posibilidad de suspenderlo.
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Después de la serie de reveses que algunos tribunales federales le impartieron a la agenda migratoria del presidente y que acapararon la atención de los medios, ahora la administración Trump afirma que está considerando suspender el recurso de habeas corpus, un mecanismo judicial clave para disputar detenciones penales y migratorias.
¿Qué es el habeas corpus?
El habeas corpus es un procedimiento legal que le permite a una persona detenida por el gobierno disputar su detención ante la justicia. Si una persona acusada de un delito penal o detenida por cuestiones migratorias cree que el gobierno no posee el poder legítimo de detenerla, puede presentar una petición a un tribunal de justicia para que este ordene su liberación. En los Estados Unidos, este recurso está disponible tanto para personas ciudadanas como no ciudadanas.
En latín, la frase habeas corpus significa “que tengas el cuerpo”. Este recurso le exige a un juez tener a la persona detenida físicamente presente para evaluar la legitimidad de su detención. Es responsabilidad del gobierno demostrar que la detención de la persona es legítima y, si no lo hace, se la debe dejar en libertad.
El habeas corpus, que, a veces, se lo llama el “gran mandamiento”, se remonta al año 1215, cuando se firmó la Carta Magna. Se creó para garantizar una protección ante la posibilidad de que el rey arbitrariamente haga desaparecer a sus súbditos en calabozos secretos sin una causa justa o el debido proceso.
Los fundadores de la Constitución de los Estados Unidos consideraron el habeas corpus un recurso tan vital para la preservación de la libertad, la justicia y la democracia que lo consagraron en la Constitución: “El privilegio del mandamiento de habeas corpus no puede ser suspendido, a menos que así lo requiera la seguridad pública en casos de rebelión o invasión”.
¿Para qué se usa el habeas corpus?
El contexto más frecuente en el que surge el habeas corpus es en el sistema de justicia penal. Por ejemplo, se invoca cuando una persona encarcelada por un delito estatal, como un robo o un homicidio, cree que la prolongación de su detención viola las leyes federales.
Los estados procesan la mayoría de los delitos en los Estados Unidos, pero la Constitución federal garantiza los derechos básicos a todas las personas acusadas de delitos, tales como el derecho de no ser sometidas a un allanamiento y secuestro irrazonables. El habeas corpus asegura que esos derechos sean respetados y, así, funciona como un mecanismo de control básico sobre las acciones de los estados.
El habeas corpus también se ha convertido en una forma coloquial de referirse a cualquier disputa contra la legitimidad de una condena o sentencia que no es una apelación directa en un tribunal superior. Por ejemplo, una persona condenada por un delito federal puede disputar la legitimidad de su condena directamente en un tribunal federal de primera instancia. En ocasiones, a este método se lo llama recurso de habeas corpus.
Una persona encarcelada en una prisión estatal también puede alegar que su detención viola la constitución de su estado, que puede ofrecer más protecciones que la constitución federal. A veces, estos tipos de mociones posteriores a una condena también se llaman “habeas corpus estatales”.
Se presentan unos 12,000 habeas corpus por año; por eso, se dice que los casos de habeas corpus son relativamente comunes. Pero ganarlos no es fácil: los datos son escasos, pero sugieren un índice de éxito de poco más del 10 por ciento en los casos capitales y de menos del 1 por ciento en otros casos. Y aun cuando se gane la alegación del habeas corpus, no necesariamente significa que la persona saldrá en libertad de inmediato. A menudo, se le puede exigir ser sometido a un nuevo juicio constitucionalmente válido.
¿Qué se puede plantear en las peticiones de habeas corpus?
El recurso de habeas corpus no es ilimitado. Al contrario, la justicia y el Congreso han restringido este recurso en repetidas ocasiones. En el contexto penal, el habeas corpus se usa con más eficiencia cuando la legitimidad de la detención de la persona depende de hechos que eran desconocidos al momento de la condena.
Por ejemplo, una persona encarcelada en una prisión estatal puede argumentar, entre otras cosas, que su abogado no la representó adecuadamente durante el juicio —lo cual viola su derecho a una representación legal— o que la fiscalía ocultó evidencia clave ilegalmente —lo cual viola su derecho a un debido proceso—.
En otros casos, el habeas corpus puede estar condenado al fracaso, ser complicado de peticionar, o los dos. Por un lado, los tribunales federales, por lo general, no permiten que las personas utilicen el habeas corpus para “volver a litigar” los argumentos que ya presentaron durante el juicio o las teorías jurídicas que podrían haber planteado en algún otro foro de justicia, como un tribunal estatal de apelaciones.
Según han argumentado jueces y congresistas, permitir esas alegaciones crearía un atajo para esquivar el sistema de justicia estatal y menoscabaría los intereses de los estados a la hora de garantizar la finalidad de sus procesamientos penales.
El Congreso ha creado obstáculos adicionales. Según una ley de 1996, los tribunales federales no pueden anular una condena estatal mediante un habeas corpus —aun cuando parezca haber una violación de un derecho constitucional—, a menos que la decisión del tribunal estatal que confirma la condena esté considerablemente en contra de algún precedente de la Corte Suprema. Con el correr de los años, esto ha generado resultados alarmantes, cuando los tribunales federales se niegan a intervenir en casos que muchos considerarían injustos.
¿Cómo se utiliza el habeas corpus en el contexto inmigratorio?
Históricamente, el habeas corpus se podía utilizar para disputar la validez de una orden de deportación según las leyes migratorias. Pero en las décadas de 1990 y 2000, el Congreso limitó significativamente esta práctica y creó vías alternativas para disputar deportaciones conforme a las leyes migratorias.
Estas limitaciones no han afectado la capacidad de las personas inmigrantes de utilizar el habeas corpus para objetar una detención inmigratoria ilegítima. Por ejemplo, la persona puede presentar una petición de habeas corpus y argumentar que se la detuvo sin ninguna razón legítima, que se la está reteniendo durante un período indebidamente largo o que se la está sometiendo a condiciones de detención impermisibles.
Estas limitaciones tampoco han afectado la capacidad de las personas inmigrantes de utilizar el habeas corpus para disputar deportaciones efectuadas bajo poderes excepcionales no contemplados por el código migratorio.
¿Cómo se están utilizando las peticiones de habeas corpus bajo la administración Trump?
Las peticiones de habeas corpus han sido un instrumento primordial para la disputa de las políticas inmigratorias de la administración, en particular, la invocación y utilización por parte del presidente de la Ley de Enemigos Extranjeros (Alien Enemies Act) de 1798, una ley que autoriza la realización de detenciones y deportaciones masivas de personas inmigrantes en tiempos de guerra.
Desde la Guerra de 1812, los tribunales permitieron a las personas inmigrantes presentar peticiones de habeas corpus para disputar su detención o posible remoción conforme a la Ley de Enemigos Extranjeros, y la Corte Suprema reafirmó hace poco la capacidad de las personas inmigrantes de hacerlo.
En estas peticiones, a lo largo de la historia, las personas inmigrantes han argumentado que no eran “enemigos extranjeros”, que la ley se aplicó incorrectamente en tiempos de paz o que el uso de la ley era problemático desde el punto de vista constitucional; dicho de otro modo, que la Ley de Enemigos Extranjeros no podía utilizarse como justificación legítima para su detención o deportación.
En la actualidad, muchas personas inmigrantes venezolanas acusadas de ser “enemigos extranjeros” por pertenecer a la banda criminal Tren de Aragua han presentado peticiones de habeas corpus en todo el país, donde plantean estos mismos argumentos.
Hasta ahora, todos los tribunales que consideraron un caso conforme a la Ley de Enemigos Extranjeros les han concedido algún tipo de recurso a las personas inmigrantes venezolanas y decidido que las partes peticionantes no eran miembros de una banda, que el presidente había invocado indebidamente la ley en tiempos de paz o que el intento de uso de la ley violó el debido proceso garantizado por la Constitución.
Estas peticiones han evitado que la administración Trump utilice esta ley de tiempos de guerra para efectuar más deportaciones de inmigrantes venezolanos sin darles la oportunidad de una audiencia judicial. Otras peticiones de habeas corpus han solicitado el regreso de las personas inmigrantes ya deportadas conforme a la Ley de Enemigos Extranjeros y otros poderes, con la alegación de que esas personas, como Kilmar Abrego Garcia, han sido encarceladas en una prisión de El Salvador sin un motivo legítimo y bajo la orden de la administración Trump.
También se han presentado peticiones de habeas corpus para disputar otras detenciones de inmigrantes por parte de la administración, como las de los estudiantes Mahmoud Khalil y Rümeysa Öztürk. En estos casos, las partes peticionantes argumentaron que su detención fue una represalia inconstitucional por sus opiniones políticas y que no había ningún motivo legítimo de detenerlos durante sus procesos migratorios.
La justicia ha ordenado la liberación tanto de Khalil como de Öztürk.
¿Puede el presidente suspender el habeas corpus?
No, solo el Congreso puede suspender el habeas corpus. Debido a que el mandamiento de habeas corpus ha frustrado algunas de las políticas migratorias más agresivas del presidente, algunos miembros de su administración han hablado de la posibilidad de suspenderlo.
Pero la mayoría de expertos jurídicos concuerda en que esta no es una opción viable para la rama ejecutiva. Ello se debe, en parte, a que la disposición de la Constitución que señala los casos en que se puede suspender el habeas corpus (conocida como la Cláusula de Suspensión) se encuentra en el Artículo I, que establece los poderes del Congreso.
Si bien solo el Congreso tiene la facultad de suspender el habeas corpus, no lo puede hacer porque sí; solo puede suspender el habeas corpus “cuando así lo requiera la seguridad pública en casos de rebelión o invasión”.
¿Se ha suspendido alguna vez el habeas corpus?
Sí, el habeas corpus se ha suspendido cuatro veces a lo largo de la historia de la nación. El presidente Abraham Lincoln lo hizo en 1861 durante la Guerra Civil. Y esa medida fue disputada en la justicia y se generó un enfrentamiento constitucional entre el poder ejecutivo y el judicial.
El entonces presidente de la Corte Suprema, el magistrado Roger Taney, escribió que solo el Congreso tenía el poder de suspender el habeas corpus, pero Lincoln no defirió al dictamen de Taney de inmediato. El conflicto se resolvió a los dos años, cuando el Congreso aprobó la suspensión de Lincoln.
El Congreso aprobó la suspensión del habeas corpus otras tres veces en sitios puntuales: en 1871 en Carolina del Sur durante la Era de la Reconstrucción para ponerle freno a la violencia perpetrada por el Ku Klux Klan; en 1905 durante una rebelión contra las fuerzas militares de los EE. UU. en las Filipinas cuando eran territorio estadounidense; y en 1941 en Hawái después del ataque a Pearl Harbor.
Traducción de Ana Lis Salotti