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Explicativo

¿Qué es el filibusterismo?

Este procedimiento, cuyo uso ha aumentado considerablemente durante las últimas décadas, tiene implicaciones alarmantes para nuestra democracia.

Última Actualización: octubre 31, 2025
Publicado: abril 26, 2021
The Filibuster, Explained
Phil Roeder
  • En el Senado, el filibusterismo es el intento de aplazar o bloquear la votación de una ley o de una confirmación.
  • El abuso del filibusterismo también amenaza al sistema de frenos y contrapesos de los tres poderes del gobierno.

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La posibilidad de obstruir la votación en el Senado de los Estados Unidos, conocida como filibusterismo, ha establecido efectivamente el requisito de una supermayoría de 60 votos para aprobar cualquier ley en el Senado. Tradicionalmente la posibilidad de obstruir la votación en el Senado de los Estados Unidos, conocida como filibusterismo, se reservaba únicamente para los asuntos más controversiales. Sin embargo, se usa cada vez más en los últimos años para detener por completo el debate en el Senado.

¿Qué es el filibusterismo? 

En el Senado, el filibusterismo es el intento de aplazar o bloquear la votación de una ley o de una confirmación.

Para comprenderlo mejor, primero debemos explicar cómo se aprueban los proyectos de ley en el Senado. Cuando un senador, una senadora o un grupo de senadores presenta un nuevo proyecto de ley, este va al comité correspondiente para que lo debata, realice sus audiencias y lo modifique. Si la mayoría de ese comité vota a favor, el proyecto de ley pasa al pleno del Senado para su debate.

Cuando llega el momento del debate en el pleno del Senado, el proyecto de ley debe obtener una simple mayoría de 51 votos para dar por finalizado su debate y pasar a la votación. Pero hay un detalle: antes de pasar a la votación, en realidad se necesitan 60 votos para poner fin al debate y someterlo a voto. Por eso ahora se dice que, en realidad, para toda legislación se necesita una supermayoría de 60 votos como mínimo para que sea aprobada en el Senado.

¿Cuál es la historia detrás del requisito de la supermayoría del filibusterismo?

Según las primeras reglas del Senado, para dar por terminado un debate se necesitaba una moción que fuera aprobada por una simple mayoría. Pero en 1806, después que el entonces vicepresidente, Aaron Burr, argumentara que esta regla era redundante, el Senado dejó de utilizar esta moción.

Sin darse cuenta, este cambio les dio a los senadores el derecho a prolongar los debates por un tiempo ilimitado, lo cual significa que pueden aplazar indefinidamente la votación de un proyecto de ley que no tenga el apoyo de la supermayoría. Esta táctica es lo que ahora se conoce como filibusterismo.

En 1917, el Senado aprobó la Regla XXII, o la regla de clausura del debate, para dar fin a la práctica obstruccionista del filibusterismo si se tenía una mayoría de las dos terceras partes de los votos. En 1975, el Senado redujo este requisito a 60 votos, lo cual se convirtió en el mínimo requerido para aprobar una ley.

Sin embargo, hay excepciones a la regla del filibusterismo. Quizá el último ejemplo más notable sea el de los nombramientos que realiza el presidente. En 2013 el partido demócrata cambió las reglas del Senado para permitir la confirmación de cargos del poder ejecutivo, incluso del gabinete, y cargos judiciales que no sean para la Corte Suprema con una simple mayoría.

Cuatro años después, los senadores republicanos ampliaron ese cambio e incluyeron también a todos los nombramientos para la Corte Suprema. Estos dos cambios invocaron lo que hoy se conoce como “opción nuclear”, es decir, una opción de anular una regla para impedir la obstrucción impulsada por una minoría.

A veces, el Senado también ha exceptuado a ciertos tipos de proyectos de ley de la regla de clausura del debate. Por ejemplo, la reconciliación del presupuesto anual del Congreso requiere solamente una simple mayoría del voto y no puede obstruirse con el requisito del filibusterismo.

Del mismo modo, los tratados de comercio que se negocian mediante reglas de debate acelerado tampoco pueden obstruirse. Otras excepciones se aplican a las medidas que tratan, por ejemplo, sobre el cierre de bases militares o sobre ventas de armas.

En total, se han creado más de 160 excepciones al requisito de la supermayoría del filibusterismo desde 1969, de acuerdo con un análisis efectuado por Molly Reynolds del Brookings Institution. 

¿Cuál es la diferencia entre un filibusterismo “hablado” y el filibusterismo “silencioso”?

Las prácticas obstruccionistas del filibusterismo solían implicar largos discursos en los que un senador o una senadora seguía hablando indefinidamente para bloquear la votación. En este tipo de práctica de filibusterismo “hablado”, el senador o la senadora mantenía su uso de la palabra, de pie y hablando todo el tiempo que le sea posible, a veces durante toda una noche.

Esta práctica se popularizó en la película Mr. Smith Goes to Washington de 1939. Antes de 2025, el discurso obstruccionista más largo de la historia fue el del senador de Carolina del Sur, Strom Thurmond, en oposición a la Ley de Derechos Civiles de 1957, que duró más de 24 horas. El senador Cory Booker rompió ese récord en abril de 2025 al hacer una ponencia por más de 25 horas.

Sin embargo, desde inicios de la década de 1970, los senadores han podido utilizar una práctica de filibusterismo “silenciosa”: si un grupo de 41 senadores o más simplemente amenaza con alguna táctica de filibusterismo, el líder de la mayoría en el Senado puede negarse a convocar a la votación.

¿Cómo se ha utilizado el filibusterismo para bloquear leyes a favor de los derechos civiles?

Numerosos críticos de este tipo de obstruccionismo en el Congreso han señalado su historia racista, incluso sus primeras aplicaciones durante el siglo diecinueve en manos de senadores proesclavitud como John C. Calhoun, de Carolina del Sur, que lo utilizó para proteger los intereses de los terratenientes blancos del Sur que dependían del trabajo de los esclavos.

La promulgación de la Regla XXII en 1917 dio lugar al filibusterismo moderno, que también se ha utilizado para bloquear leyes de defensa de los derechos civiles, en especial durante la era de Jim Crow. De hecho, este fue uno de los usos principales que se le ha dado al filibusterismo durante el siglo veinte.

De acuerdo con un estudio realizado por los politólogos Sarah Binder y Steven Smith, de las 30 medidas que fueron bloqueadas mediante alguna práctica obstruccionista del filibusterismo entre 1917 y 1994, exactamente la mitad trataba sobre derechos civiles.

El filibusterismo bloqueó medidas como los proyectos de ley antilinchamientos propuestos en 1922 y 1935; la Ley de Derechos Civiles de 1957; y leyes que habrían prohibido el pago de impuestos para votar e ilegalizado la discriminación laboral, electoral y a la hora de buscar viviendas.

¿Cómo han cambiado las prácticas del filibusterismo a través de los años?

El uso de las prácticas obstruccionistas del filibusterismo antes se reservaba únicamente para los asuntos más controversiales, pero durante los últimos años ha aumentado considerablemente, al igual que su polarización en Washington.

Ha habido más de 2,500 votos para acabar con el filibusterismo desde 1917 y aproximadamente la mitad ocurrió tan solo en los últimos 12 años. Hay críticos que argumentan que este mayor uso ha aplazado y hasta paralizado el funcionamiento del Senado, ya que a menudo el filibusterismo termina enredando a la cámara de senadores en maniobras de procedimiento en lugar de utilizar ese tiempo para mantener debates sustanciales y, en última instancia, para legislar.

¿Cuál es la consecuencia de este mayor uso del filibusterismo?

El constante punto muerto en el que se llega en el Senado cuando se tratan ciertos temas se ha traducido en la aplicación de las reglas de reconciliación presupuestaria para evitar los obstáculos de procedimiento que aparecen en la cámara de senadores.

Estas reglas fueron originalmente diseñadas para acelerar el proceso de aprobación de presupuestos para el Congreso, pero ahora todo proyecto de ley para el que se aplican estas reglas de reconciliación puede aprobarse con tan solo 51 votos y no con los 60 que impone el requisito del filibusterismo. Sin embargo, el proceso de reconciliación presupuestaria tiene un alcance limitado y muchos analistas argumentan que no fue diseñado para abarcar el amplio rango de leyes al que hoy se aplica. 


El abuso del filibusterismo amplifica los problemas de representación de los que siempre sufrió el Senado, donde los grandes estados como los pequeños están representados por dos senadores cada uno, sin importar la población de cada uno.

Sin embargo, la diferencia de población entre los estados más grandes y los más pequeños aumentó significativamente desde la fundación de nuestra nación. En la actualidad, los 26 estados menos poblados representan alrededor del 21 por ciento de la población total del país. Esto significa que un importante grupo de senadores que representa a una pequeña minoría del país puede utilizar prácticas de filibusterismo para impedir la aprobación de leyes que tienen un amplio apoyo público.

El abuso del filibusterismo también amenaza al sistema de frenos y contrapesos de los tres poderes del gobierno. El estancamiento relativo del Congreso, que en gran medida se debe al uso de prácticas obstruccionistas del filibusterismo, ha obligado a muchos presidentes a utilizar más su poder ejecutivo, lo cual, a su vez, no puede frenarse porque el Congreso no puede actuar.

¿Qué opciones hay para reformar el filibusterismo?


Mientras persista el estancamiento en el Senado, se oyen pedidos cada vez más fuertes para eliminar el filibusterismo por completo. Cambiar las reglas del Senado, en especial la Regla XXII, sería la forma más directa de eliminar el filibusterismo, aunque este tipo de cambios requeriría la aprobación de la supermayoría de las dos terceras partes de la cámara.

La opción nuclear es otra forma. Con esta opción, el líder de la mayoría del Senado utilizaría una moción no debatible de pasar un proyecto de ley a votación y luego plantearía que se puede invocar la regla de clausura del debate con una simple mayoría.

Traducción de Ana Lis Salotti y Laura Gómez