Estamos en el día 29 del cierre de gobierno y no parece haber un final a la vista. La Cámara de Representantes apenas trabaja. Y este sábado se acaban los fondos esenciales para la asistencia alimentaria mediante los cupones de alimentos SNAP.
Cuando miramos a Washington, DC, vemos división y extremismo. Pero, cuando levantamos la mirada hacia el resto del país, es posible sentir algo como… ¿optimismo?
Este año, muchos estados están demostrando ser instrumentos de control contra los abuso y excesos de poder del gobierno federal. Gobernadores y fiscales generales han luchado ferozmente contra medidas inconstitucionales, como el esfuerzo de acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento. Esta semana, 25 estados presentaron demandas judiciales para impedir que el gobierno federal corte la asistencia alimentaria.
En este momento, los estados están resistiendo contra un arrebato de poder de dimensiones épicas de parte de la Casa Blanca. Pero eso no es todo.
Es más, están tanteando el terreno, buscando lugares donde pueda cultivarse un pensamiento nuevo. El magistrado Louis Brandeis dijo la célebre frase de que los estados eran laboratorios de experimentación. Puede que el Congreso esté paralizado por su filibusterismo, por ejemplo, a la hora de resolver la influencia del dinero en la política, pero el estado de Nueva York implementará con todo vigor sus nuevas reglas para las elecciones a cargos estatales del año próximo.
El sistema de Nueva York proporciona fondos que multiplican las pequeñas contribuciones del público a las campañas políticas y ya ha democratizado a quiénes se les presta —y, por lo tanto, quiénes reciben— especial atención en las legislaturas. Hasta ahora, esta es la respuesta más significativa al caso Citizens United de toda la nación.
En el Brennan Center, tenemos dos iniciativas que buscan aprovechar la creatividad y el potencial de quienes toman decisiones políticas en los estados y de sus sistemas judiciales.
Los tribunales estatales son independientes de los tribunales federales y se alzan como un baluarte para proteger derechos y promover la igualdad. Las constituciones estatales ofrecen fuertes protecciones. Por ejemplo, 49 de los 50 estados tienen en sus constituciones un derecho afirmativo al voto. Las cartas de los estados ofrecen vías para hacerle frente al cambio climático, proteger los derechos de las personas acusadas en lo penal y mucho más.
El 6 y 7 de noviembre, el Brennan Center organizará una conferencia en conjunto con la revista académica Northwestern University Law Review en Chicago. Esta conferencia, llamada “El poder de los derechos constitucionales estatales”, reunirá a jueces, académicos, abogados litigantes y activistas para dialogar sobre las formas en que la ciudadanía está usando los tribunales estatales para avanzar el derecho al voto, la distribución justa de distritos electorales, los derechos de la comunidad LGBTQ+ y muchos otros temas. Los expertos hablarán de los “derechos únicos”, que pueden proteger solo las constituciones estatales. Por ejemplo, muchos estados pueden exigir el cumplimiento de los derechos naturales articulados hace siglos por John Locke, como el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad, y ese tipo de cosas.
Muchos estados tienen enmiendas sobre la igualdad de derechos que garantizan la igualdad de las mujeres. Las constituciones estatales también protegen el medioambiente. Todo esto puede expandir nuestra imaginación constitucional, cuando contemplamos una constitución estadounidense que no se ha enmendado en 33 años.
El año pasado, llevamos a cabo una conferencia parecida en NYU que reunió a 300 personas durante tres días y apareció en el New Yorker. Además, cubrimos los acontecimientos en materia de las constituciones estatales a través de nuestra secciónState Court Report, una publicación única que ofrece estudios y análisis sobre casos y tendencias judiciales.
Queremos avivar un movimiento que trascienda los límites de los estados, las cuestiones políticas y las banderas ideológicas. En la conferencia de Chicago, el orador destacado será Jeffrey S. Sutton, juez presidente del Tribunal Federal de Apelaciones para el Sexto Circuito y experto en derecho constitucional estatal, que una vez escribió: “El federalismo en Estados Unidos es como la respiración, suele ocurrir sin que nos demos cuenta”.
Otro acontecimiento de esta semana es el lanzamiento de una nueva iniciativa, Partnership for Southern Impact (Alianza para el Impacto en el Sur). Estamos uniendo fuerzas con la Universidad Fisk, una de las universidades históricamente negras más célebres del país y la institución de educación superior más antigua de Nashville, Tennessee. Este trabajo se focaliza en el Centro John Lewis para la Justicia Social, nombrado así en honor a uno de los graduados más importantes de la Universidad Fisk.
El sur de nuestro país es una región cargada de grandes posibilidades y riesgos. Es la región de mayor crecimiento, impulsado principalmente por las comunidades no blancas. Tiene una economía muy dinámica, con la creación de empresas nuevas de todos los tamaños. Sin embargo, también tiene los distritos electorales más manipulados, con algunos de los niveles más pronunciados de supresión del voto y la mayor proporción de su población tras las rejas. Para resumir, el futuro del sur marcará el futuro de la nación.
Por lo general, a las legislaturas estatales les cuesta diseñar políticas sobre todos estos temas; tienen escasez de personal y muy poco acceso a las investigaciones. Por eso, estamos poniendo a su disposición a nuestro equipo de científicos sociales, abogados y especialistas en comunicación para ayudarles a identificar soluciones y convertir ideas nuevas en políticas específicas de reforma.
La alianza Partnership for Southern Impact arrancó esta semana con una reunión de legisladores, periodistas, académicos y activistas en Nashville. Allí, evaluamos políticas clave que le darán forma a la agenda de las legislaturas estatales del sur. Lauren-Brooke Eisen, que lidera el trabajo del Brennan Center en materia de justicia penal, moderó un panel sobre las condiciones de las prisiones, un tema central a medida que los estados comienzan a surgir como instrumentos prometedores de reforma.
Otros paneles dialogaron sobre el derecho al voto y las elecciones para demostrar cómo los estados pueden proteger los sistemas electorales contra las nuevas amenazas y abordar los intentos a toda marcha y en toda la nación de redistribuir los distritos electorales a mitad de década. Y Kareem Crayton, quien lidera la alianza, presidió una mesa redonda con líderes de caucus legislativos para explorar distintas estrategias efectivas de gobernanza. Una conclusión clave: los acuerdos bipartidarios aún son posibles, incluso en legislaturas con supermayorías.
Es importante no idolatrar el federalismo. Muchas veces, nada reemplaza la acción nacional ni las normas nacionales. De hecho, la historia nos enseña que las leyes nacionales fuertes ejecutadas por los tribunales federales pueden ser la solución cuando los estados abusan de los derechos de su propia gente. Y la mayor polarización entre los sistemas políticos y sociales de los estados demócratas y republicanos presagia ahora nuevas divisiones.
Pero en un momento en el que la política nacional puede oscilar entre un autoritarismo duro y una oposición con una agenda floja, este nivel de actividad en los estados puede ser una bocanada de aire fresco, el comienzo de una nueva era política. En los tribunales y las legislaturas, podemos ver que germina un nuevo pensamiento y nuevos abordajes que pueden transformar el país y convertirse en ley nacional.
Traducción de Ana Lis Salotti.
 
                     
  