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Resumen de expertos

Los fundamentos racistas de la Gran Mentira sobre el robo de las elecciones

Nuevas investigaciones demuestran cómo las creencias racistas facilitaron la difusión de mentiras sobre fraude electoral.

Publicado: agosto 20, 2025
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David Goldman/AP
  • Un grupo de investigadores del Brennan Center analizan dos artículos nuevos que estudian los vínculos entre las percepciones que tienen los individuos sobre las personas de raza negra estadounidenses y sus creencias en el fraude electoral.
  • Estos estudios demuestran que la desconfianza en los resultados de las elecciones de 2020, el cinismo hacia los votantes de raza negra en los Estados Unidos y, en última instancia, el apoyo a favor de la insurrección del 6 de enero están relacionados con actitudes racistas.

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Durante toda la historia estadounidense, la clase política se ha aprovechado de las mentiras sobre la criminalidad de las personas de raza negra para socavar sus derechos a una ciudadanía plena y pintar su participación en las urnas como una amenaza contra la nación. Estos temas se volvieron palpables en 2020, cuando las ciudades con mayorías de raza negra se convirtieron en el centro de las acusaciones de fraude electoral.

A continuación, un grupo de investigadores del Brennan Center analiza dos artículos nuevos que estudian los vínculos entre las percepciones sobre las personas de raza negra estadounidenses y las creencias en el fraude electoral. Estos estudios demuestran que la desconfianza en los resultados de las elecciones de 2020, el cinismo hacia los votantes de raza negra en los Estados Unidos y, en última instancia, el apoyo a la insurrección del 6 de enero están relacionados con actitudes racistas.

Votantes con prejuicios racistas vinculan el fraude electoral a ciudades con mayorías de raza negra — Kevin Morris

En nuestro artículo recién publicado en la revista académica Political Behavior, Ian Shapiro y yo llevamos a cabo tres estudios diferentes para evaluar el rol que desempeñan los prejuicios racistas en las creencias de fraude electoral en algunas personas estadounidenses blancas.

Primero, estudiamos los casi 3 millones de publicaciones en Twitter de 2020 que incluían la frase en inglés “voter fraud” (fraude electoral). Queríamos saber lo siguiente: cuando las personas en Twitter hablaban de fraude electoral, ¿se centraban en qué tipo de ciudades? No fue ninguna sorpresa que ciudades como Detroit y Filadelfia hayan sido las más mencionadas.

Pero, cuando analizamos todas esas publicaciones sistemáticamente, surgió una tendencia más profunda: cuanto más grande era la población de raza negra de la ciudad, más se mencionaba a dicha ciudad cuando se hablaba de un fraude electoral tras las elecciones de 2020. Llegamos a la misma conclusión incluso después de haber considerado el hecho de que las ciudades con grandes poblaciones de raza negra tienden a votar más por los candidatos demócratas. Dicho en términos simples, las ciudades con votantes de raza negra eran las más mencionadas en las narrativas sobre fraude electoral durante el período poselectoral.

(Para la gráfica de las ciudades más mencionadas en acusaciones de fraude electoral, haz clic aquí.)

Por supuesto que saber que las ciudades con predominio de personas de raza negra eran las más mencionadas en estas conversaciones no revela mucho sobre quiénes realmente creían estas mentiras. Para determinar qué personas blancas eran las más proclives a creer las mentiras sobre las elecciones de 2020 en los Estados Unidos, recurrimos a un estudio llamado Cooperative Election Study, una enorme encuesta académica.

Esta encuesta le preguntó a la población estadounidense antes de las elecciones cuánta confianza tenía en que las elecciones se desarrollarían de forma justa. Luego, después de las elecciones, se les preguntó qué tan justas fueron las elecciones. Estas entrevistas con las mismas personas a lo largo del tiempo nos permitieron observar quiénes eran las personas cuya confianza en las elecciones se había deteriorado más, cuando se comenzaron a propagar las mentiras sobre las elecciones.

Obviamente, la confianza en las elecciones por lo general disminuyó entre las personas partidarias de Trump después del día de las elecciones, probablemente en parte debido al fenómeno del “mal perdedor”. Pero el favoritismo por Trump no fue el único indicador del deterioro de confianza de las personas blancas estadounidenses después de la derrota de Trump.

En las ciencias políticas, se usa una medida conocida con el nombre de resentimiento racial para medir la animosidad racial entre la población blanca estadounidense. Se diseñó una escala de resentimiento racial para detectar los prejuicios raciales implícitos y no el racismo explícito o “más tradicional”. Esta escala hace preguntas como, por ejemplo, si la persona cree que el racismo estructural sigue afectando las vidas de las personas de raza negra en Estados Unidos. Si bien la escala no es perfecta, es la forma principal que tienen los científicos sociales de medir el sesgo racial blanco.

Aun después de considerar factores como la orientación ideológica de la persona, su favoritismo por Trump y su educación, vimos un patrón muy claro: la confianza en las elecciones de 2020 disminuyó mucho más entre las personas estadounidenses blancas con una alta puntuación en la escala de resentimiento racial que entre otras personas. De hecho, entre las personas partidarias de Trump con una baja puntuación en la escala, su confianza casi no disminuyó para nada.

Cabe señalar que parece posible que las personas más proclives a tener prejuicios raciales simplemente podrían haber estado expuestas a más mentiras sobre las elecciones por otros motivos no relacionados con sus sesgos. En ese caso, no serían sus posturas raciales las que les hayan hecho dudar de las elecciones, sino más bien el entorno en el que se encontraban.

Para descartar esa posibilidad, realizamos un experimento con unas 1,500 personas estadounidenses de raza blanca. A estos participantes, les mostramos o bien una noticia falsa sobre acusaciones de fraude contra una ciudad ficticia con predominio de raza blanca, sobre acusaciones de fraude contra una ciudad ficticia con predominio de raza negra, o bien una noticia sin ninguna acusación de fraude. Luego, les preguntamos qué tan creíbles les parecieron las acusaciones.

Los resultados fueron alarmantes: a las personas blancas republicanas les parecieron mucho más creíbles las acusaciones de fraude contra una ciudad con personas de raza negra que las acusaciones contra una ciudad con personas de raza blanca. Pero, otra vez, el prejuicio racial existente desempeñó un rol importante, ya que las personas estadounidenses de raza blanca con un mayor sesgo racial existente fueron mucho más proclives a creer acusaciones de fraude que otra gente. Esto ocurrió especialmente entre los participantes blancos que vieron la noticia sobre la ciudad ficticia con mayoría de raza negra.

El prejuicio racial influye en las creencias de fraude electoral y en el apoyo a favor de la insurrección — Chelsea Jones

La insurrección del 6 de enero demostró que las mentiras sobre fraude electoral no son simplemente narrativas problemáticas, sino también catalizadores de violencia política. La afirmación falsa del presidente Trump de que las elecciones de 2020 le fueron robadas se cita como una de las razones clave detrás de la violenta invasión al Capitolio de los Estados Unidos. Si bien mucha gente, al principio, condenó las acciones de los insurrectos, una gran proporción de estadounidenses ahora ha llegado a comprender los reclamos de este grupo y siente que sus acciones fueron justificadas.

En nuestro artículo recién publicado en la revista académica Journal of Race, Ethnicity, and Politics, Tye Rush, Michael Herndon, Matt Barreto y yo nos hicimos la siguiente pregunta: más allá del partidismo a favor del presidente Trump, ¿qué explica la creencia de fraude electoral en ciertas personas estadounidenses de raza blanca y su posterior apoyo a la insurrección? La explicación más clara es su prejuicio racial.

El grito de lucha de los insurrectos “Stop the Steal” (“paren el robo”) se basó en la creencia de que los resultados de las elecciones de 2020 y su certificación no eran confiables. Utilizamos una encuesta académica de gran magnitud para demostrar que la pérdida de confianza de ciertas personas votantes de raza blanca surgió en simultáneo con el cambio de retórica de Trump en torno a las elecciones de 2020.

Antes de las elecciones, un estudio llamado American National Election Study preguntó a la gente con qué precisión creía que se contarían los votos. Enseguida después de las elecciones, se les preguntó a las personas votantes con qué frecuencia creían que los votos se cuentan de forma justa.

En consonancia con el artículo de Morris y Shapiro, nuestros resultados demuestran que la confianza entre muchas personas estadounidenses de raza blanca disminuyó después de las elecciones de 2020, cuando el presidente Trump comenzó a decir que había perdido por culpa del fraude electoral cometido por las personas de raza negra, las ciudades con mayorías negras y las comunidades inmigrantes.

El foco del presidente sobre las ciudades con diversidad racial y sobre el electorado no blanco da motivos para creer que la racialización del concepto de fraude electoral activa una fisura subyacente en la política estadounidense: la desconfianza y el prejuicio en contra de las personas de otras razas. Varios científicos políticos han señalado que, en algunas personas estadounidenses, el sesgo se manifiesta como un sentido de superioridad racial en el que la persona considera a su propio grupo racial como el centro de la sociedad y ve a los otros grupos raciales con desprecio. Se ha demostrado que esta predisposición puede predecir favoritismos por determinados candidatos, preferencias políticas y posturas sobre inmigración.

Mediante el estudio American National Election Study, medimos este tipo de prejuicio racial entre las personas estadounidenses blancas para comprender el rol que desempeña el sesgo racial en las creencias de fraude electoral. A quienes participaron del estudio se les pidió que calificaran sus posturas hacia cada uno de los grupos raciales, incluido el propio. Luego, calculamos la diferencia entre la calificación del grupo racial propio y la calificación combinada de los grupos raciales minoritarios. Quienes consideran a otras personas blancas con mayor respeto que a las personas no blancas obtienen un alto nivel de sesgo racial, que llamamos antipatía racial blanca.

Entre las personas estadounidenses blancas de nuestro estudio, a medida que aumentaba su nivel de antipatía racial blanca, disminuía su confianza en el conteo de votos de 2020. Para ponerlo en términos más específicos, quienes veían a los otros grupos raciales con más negativismo que a su propio grupo eran más proclives a confiar en el conteo de votos antes de las elecciones, pero no después. Y llegamos a la misma conclusión aun cuando consideramos factores como el partidismo, el favoritismo por Trump y otros motivos.

Pusimos a prueba estos vínculos una vez más mediante otra encuesta diferente no partidaria y de gran magnitud realizada después de las elecciones, conocida por la sigla CMPS, que pregunta directamente si la persona cree que hubo fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2020. Las personas participantes fueron divididas en dos grupos y a cada grupo se le preguntó una versión diferente de la misma pregunta. Las respuestas a las dos preguntas claramente indican que quienes tienen altos niveles de antipatía racial blanca eran más propensos a creer que hubo fraude electoral.

Las mentiras sobre fraude electoral erosionan la confianza en quienes administran nuestras elecciones. Por eso, estudiamos si los mismos mecanismos sociales que potencian la creencia de fraude electoral también impulsan el apoyo a favor de las acciones de los insurrectos del 6 de enero. Para ello, volvimos a utilizar la encuesta CMPS, que pregunta si la persona cree que lo ocurrido el 6 de enero fue un “acto coordinado de insurrección contra los Estados Unidos” o “básicamente una protesta que se salió de control”.

Lo que descubrimos fue muy alarmante. Las personas estadounidenses de raza blanca con un alto nivel de antipatía racial eran más proclives a considerar la insurrección como una protesta que se salió de control. Algunas personas blancas, en especial quienes tienen posturas negativas hacia las personas no blancas, creen que el ataque del 6 de enero contra el Capitolio fue un medio adecuado de proteger al país, a pesar de las muchas muertes.

Las elecciones en los Estados Unidos son muy seguras. De hecho, el propio Departamento de Justicia del presidente Trump describió a las elecciones de 2020 como las más seguras en la historia de la nación. Sin embargo, muchos candidatos continúan señalando alegaciones falsas de fraude electoral para negar sus derrotas en las elecciones.

Tal como lo demuestran estos estudios, estas mentiras se basan en actitudes racistas, refuerzan el racismo y se vinculan con el temor a una verdadera democracia multirracial que ha sentido la población blanca estadounidense durante toda su historia.

Los acontecimientos del 6 de enero de 2021 fueron un vívido ejemplo de cómo el prejuicio racial y la creencia en mentiras políticamente motivadas pueden envalentonar a ciertas personas a cometer actos de violencia política. Mientras Trump y otras voces influyentes propagan narrativas falsas sobre las comunidades no blancas, debemos permanecer alerta para detectar cómo este esfuerzo podría sembrar la próxima Gran Mentira y erosionar aún más nuestros valores democráticos.

Traducción de Ana Lis Salotti