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Informe

El futuro de los distritos legislativos, 2021–22

Resumen: Los cambios políticos, legales y demográficos, al igual que las demoras del censo, determinarán la lucha por lograr mapas y representación justa.

Publicado: Febrero 11, 2021
Redistricting Landscape 2021 Illustration
Julie Gueraseva/Getty

El proceso de redefinir los distritos legislativos cada diez años es, bajo las mejores circunstancias, un proceso complicado y propenso al abuso. Pero la próxima ronda de redistribución de distritos de 2021 y 2022 será la más problemática de los últimos tiempos. Incluso antes de la pandemia de Covid-19, las intensas peleas por la representación legislativa y por el trazado justo de mapas electorales ya eran prácticamente algo certero en muchos estados, debido a los rápidos cambios demográficos y al debilitamiento del marco legal que regula la distribución de distritos legislativos. Las comunidades de color siempre recibían el peor golpe: en algunos sitios eran objeto de una discriminación descarada y en otros se los usaba como una herramienta útil para ganar una ventaja partidista injusta. 

Sin embargo, Covid-19 ha alterado aún más el ciclo de redistribución de distritos legislativos, ya que probablemente demore la difusión de datos que necesitan los estados para trazar sus mapas y, a su vez, demore cuándo se redistribuyan los distritos.

Este informe estudia el próximo ciclo de redistribución de distritos a través de cuatro factores que repercutirán sobre los resultados en cada estado: quién controla el trazado de mapas legislativos; los cambios de la última década en las reglas legales sobre la redistribución de distritos; la influencia de los cambios demográficos y de la población durante el mismo período; y el posible impacto de la pandemia de Covid-19 en el censo de 2020. En cada estado, la confluencia de estos factores determinará el riesgo de manipulación de mapas o si, por el contrario, el proceso de redistribución de distritos producirá mapas que reflejen el deseo de los votantes, respondan a los cambios en la opinión pública y protejan los derechos de las comunidades de color.

Aquí habrá una historia de dos países. En gran parte del país, las nuevas reformas y un gobierno dividido dificultarán la manipulación partidista de distritos (gerrymandering) o el trazado de mapas racialmente discriminatorios. Pero en otros estados, podría haber aún más oportunidad de aplicar procesos y tener resultados injustos que en 2011, año en que se trazaron algunos de los mapas más manipulados y discriminatorios de la historia de la nación.

Datos clave: ¿Qué hay de nuevo en 2021?

  • Cambios y reformas políticas: Que el trazado de los mapas electorales esté controlado por un solo partido político es, sin duda, el mayor indicador de que habrá abusos en su redistribución. Para la próxima ronda de redistribución de distritos, la buena noticia es que el control unipartidario ha disminuido gracias a una combinación de reformas y elecciones que han dado como resultado un gobierno dividido. Un total de seis estados han adoptado reformas de redistribución de distritos que se usarán para el próximo ciclo, entre ellos, Virginia en noviembre de 2020. Mientras tanto, varios otros estados cuyos mapas electorales siguen siendo trazados por sus legislaturas y que tuvieron enormes manipulaciones de distritos durante el último ciclo ahora tienen gobiernos divididos. Los legisladores de estos estados ahora deben llegar a un acuerdo o deferir su autoridad de trazado de mapas a los tribunales, donde la probabilidad de trazar mapas más justos es mucho más alta. El efecto de estos cambios se nota especialmente en el Congreso: en el próximo ciclo, los republicanos tendrán el control exclusivo del trazado de tan solo 181 distritos legislativos, mientras que en las elecciones de 2010 lo tuvieron sobre 213 distritos. (El número exacto de escaños puede que cambie dependiendo de los resultados del censo de 2020.)
  • Cambios legales: A diferencia de los cambios políticos, el panorama legal esta vez es más ominoso. El trazado de mapas en 2021-22 se realizará dentro de un marco legal debilitado por dos importantes resoluciones de la Corte Suprema. En 2013, la Corte Suprema destrozó algunas protecciones centrales de la Ley de Derecho al Voto en la causa Shelby County v. Holder. Luego, en 2019, la Corte echó por tierra las impugnaciones de los tribunales federales sobre la manipulación partidista de distritos en la causa Rucho v. Common Cause. Pero también hay esperanza. Durante la última década se abrieron nuevos frentes jurisdiccionales cuando se ganaron algunas causas de manipulación partidista de distritos en dos tribunales estatales, lo cual sugiere que las constituciones estatales podrían surgir como una ruta alternativa para oponerse a la manipulación de distritos durante el ciclo de 2021-22.
  • Cambios demográficos y poblacionales: Como siempre, los cambios poblacionales serán un factor crucial en la redistribución de distritos y sus abusos. El sur, en particular, ha crecido con rapidez y se ha vuelto mucho más diverso racial y políticamente desde 2011, lo cual amenaza el statu quo político que ha reinado allí desde siempre. De igual modo, algunas regiones han visto una disminución de su población o importantes cambios demográficos y podrían enfrentar conflictos en torno al reajuste de sus mapas. Sin embargo, si bien algunas partes del país vieron cambios considerables, grandes regiones permanecieron sorprendentemente estables tanto en su demografía como en sus cambios poblacionales, lo cual hace que se ponga menos en juego a la hora de redistribuir distritos y a su vez reduce el riesgo de su manipulación.
  • Demoras en el censo: Al igual que con tantos otros aspectos de nuestra vida, la pandemia de Covid-19 también ha perturbado la próxima ronda de redistribución de distritos y ha creado incertidumbre sobre cuándo los estados recibirán los datos que necesitan para trazar sus mapas. Que se entreguen los datos el próximo verano (como en algún momento sugirió la Oficina del Censo) ocasionaría demoras en el trazado de los mapas en muchos estados, en algunos casos, demoras de gran magnitud. Varios estados, como Iowa y Maine, tendrían que realizar cambios legales o constitucionales para evitar que el proceso vaya directamente a los tribunales. Otros estados, como Texas, tendrían que trazar sus mapas durante una sesión especial, donde suele haber muchas menos protecciones de procedimiento y oportunidades de supervisión. Y Virginia probablemente no tenga sus nuevos mapas trazados a tiempo para sus elecciones legislativas de 2021.