- Miles de boletas y solicitudes de boletas de voto por correo fueron rechazadas durante las elecciones primarias de 2022 debido a la ley S.B. 1, y el electorado no blanco fue el más afectado.
- Un nuevo documento de trabajo demuestra que aquellos votantes a quienes se les rechazó su solicitud y su boleta en las elecciones primarias eran considerablemente menos propensos a votar en las elecciones generales de 2022 y en las primarias de 2024.
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Un nuevo estudio demuestra que una ley electoral restrictiva en Texas redujo la probabilidad de que las personas votaran durante al menos dos años después de que le rechazaran su boleta o su solicitud de boleta de voto por correo. Tal como lo comprobamos en 2022, los votantes directamente afectados por esta ley tenían más posibilidades de ser personas no blancas, lo cual suena la alarma en cuanto a las consecuencias a largo plazo de las leyes que impactan más sobre las minorías.
El estado de Texas promulgó la ley S.B. 1 en 2021, supuestamente para reducir un fraude electoral generalizado, que en realidad no existe. Esta ley hizo más difícil votar por correo y acabó con prácticas que se habían implementado durante la pandemia de COVID-19 para simplificar la votación, tal como la posibilidad de votar durante las 24 horas del día o hacerlo desde un vehículo.
Otro estudio del Brennan Center ya había indicado que miles de boletas y solicitudes de boletas de voto por correo fueron rechazadas durante las elecciones primarias de 2022 debido a la ley S.B. 1 y que el electorado no blanco fue el más afectado.
Un nuevo documento de trabajo, elaborado por el Brennan Center junto a Michael G. Miller y Ian Shapiro, demuestra que aquellos votantes a quienes se les rechazó su solicitud y su boleta en las elecciones primarias eran considerablemente menos propensos a votar en las elecciones generales de 2022 y en las primarias de 2024. Y quienes sí votaron, por lo general, cambiaron de modalidad: dejaron de votar por correo y votaron en persona.
Cuando los votantes se ven obligados a usar métodos de votación que no son de su preferencia, esto puede implicar más tiempo y costos de desplazamiento. También puede reducir su participación en el futuro, ya que estas políticas y prácticas aumentan el “costo” de votar.
El nuevo artículo, que ha recibido la autorización parcial para ser publicado en la revista académica Journal of Politics, arroja nueva luz sobre qué tan prolongados pueden ser los efectos negativos de las políticas electorales restrictivas. Estudiar el impacto dañino sobre una sola elección no permite ver cómo estas políticas pueden menoscabar la participación de la ciudadanía en las elecciones en años venideros, incluso para votantes relativamente activos como los que participan en las elecciones primarias.
Además, al centrarse únicamente en el porcentaje de participación en las elecciones —y no también en los costos que el electorado debe afrontar cuando deja de usar un método de votación de su preferencia—, se subestiman los efectos negativos de estas políticas.
Rechazos de solicitudes y boletas en las elecciones primarias de Texas de 2022
La ley S.B. 1 exigió que las personas votantes proporcionen parte de su número de seguridad social o de identificación estatal (que básicamente es un número de seguridad social estatal) en sus solicitudes de boleta de voto por correo y nuevamente en las boletas que envían por correo.
El número que proporcionaban debía coincidir con el número que habían utilizado cuando se registraron para votar. Es decir que, si una persona se registró para votar únicamente con su número de seguridad social, pero después, en su boleta de voto, proporcionaba su número de identificación estatal, esa boleta se iba a rechazar, aun cuando su número de identificación estatal fuera válido.
Debido a esta nueva regla, de las aproximadamente 215,000 personas de Texas que solicitaron una boleta de voto por correo para las elecciones primarias de 2022, a unas 30,000 se les rechazó su solicitud o su boleta. De esos 30,000 votantes rechazados, casi el 90 por ciento nunca terminó participando en las elecciones.
Estos efectos de privación del derecho al voto no se distribuyeron por igual en todo el electorado. A las personas votantes negras, latinas y asiáticas se les rechazaron sus solicitudes y boletas mucho más que a las personas blancas, por no haber incluido sus números de identificación o haber incluido uno incorrecto.
Sin embargo, no hubo diferencias estadísticamente significativas en los porcentajes de rechazo de las boletas entre los distintos grupos raciales por motivos no relacionados con la ley S.B. 1 como, por ejemplo, por recibir la boleta después del día de las elecciones.
Asimismo, el estado rechazó, con un margen un poco más alto, las boletas de mujeres, personas mayores, republicanas e independientes.
Las desigualdades continuaron en las elecciones generales de 2022
Los efectos antidemocráticos de la ley S.B. 1 no finalizaron con las elecciones primarias de 2022. También comprobamos que las personas votantes a quienes se les rechazaron sus solicitudes o boletas en las elecciones primarias fueron mucho menos propensas a votar en las elecciones generales de ese año.
De hecho, el rechazo de la solicitud de una persona votante significó una disminución de 16 puntos porcentuales en su participación en las elecciones del otoño de 2022, en comparación con lo que estimamos que habría sido su porcentaje si no hubiera existido la ley S.B. 1. Las personas votantes a las que se les rechazaron sus boletas en las elecciones primarias también fueron 1.5 puntos porcentuales menos propensas a votar ese otoño.
Observamos un cambio similar en el método de votación utilizado por aquellas personas a las que se les rechazó su solicitud o boleta en las elecciones primarias de 2022, ya que más de la mitad de esos votantes directamente no votó, o bien cambió de método y votó en persona —ya sea antes o el día de las elecciones—, con un amplio margen.
Y eso no es todo. También encontramos que las personas votantes a quienes se les rechazó su solicitud o boleta en las elecciones primarias de 2022 seguían siendo considerablemente menos propensas a votar en las elecciones primarias de marzo de 2024. Además, quienes sí votaron seguían siendo mucho más propensos a hacerlo en persona si su solicitud o boleta no hubiera sido rechazada en 2022.
Al momento de la redacción de este artículo, no tenemos información de cuántas de estas personas votantes participaron en las elecciones generales de 2024.
Privación del derecho al voto a largo plazo
Quienes estudian ciencias políticas suelen analizar los efectos de una política electoral restrictiva durante una sola elección. Este enfoque supone implícitamente que, una vez que se flexibiliza cualquier política restrictiva, el electorado retoma su comportamiento anterior. Pero nuestro documento de trabajo demuestra que ese es un supuesto peligroso: los efectos al toparse con una política que priva al electorado de su derecho al voto pueden persistir durante años.
Nuestros hallazgos son especialmente sorprendentes cuando se considera que más del 85 por ciento de los votantes a quienes se les rechazaron sus solicitudes o boletas en las elecciones primarias de 2022 habían participado en cada una de las tres elecciones generales anteriores en Texas. Los efectos de haber intentado, pero no haber podido votar probablemente habrían sido aún peores para las personas de Texas que no tenían el hábito establecido de votar.
Traducción de Ana Lis Salotti.