Una nueva orden ejecutiva dice que el gobierno solo comprará modelos de inteligencia artificial (IA) que sean neutrales y no partidistas, pero, en realidad, esta política obliga a que las compañías tecnológicas se ajusten a la ideología de la administración.
La corrupción perjudica al pueblo estadounidense en formas concretas, y el riesgo nunca ha sido mayor, dada la mezcla sin precedentes de riqueza privada y poder político que vemos hoy en día.