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Análisis

Las autoridades electorales no están más protegidas por tener armas

Los legisladores de Texas quieren que los funcionarios electorales porten armas. Mala idea.

Mayo 9, 2023
gun
NurPhoto/Getty

Vigilantes armados en Arizona acecharon los buzones de devolución de boletas de votación durante las elecciones de 2022 en un intento obvio de intimidación. Fue un recordatorio inquietante del rol que las armas han desempeñado históricamente en aterrorizar a los votantes estadounidenses. El viernes, la Cámara de Representantes de Texas aprobó una ley que completamente ignora la historia, que nos dice que las armas y las elecciones no son buenas compañeras.

La ley permitiría que los jueces electorales, los funcionarios encargados de la votación anticipada y sus subalternos directos porten armas en los centros de votación. El legislador que propuso la medida dijo que esta aseguraría que “los ciudadanos respetuosos de la ley que son jueces electorales y desean portar armas para protección personal” puedan hacerlo “sin temor a enfrentar cargos”.

Ese legislador tiene razón respecto a un punto: los funcionarios electorales en todo el país tienen temor. Pero no de que los acusen de portar armas; tienen temor de las personas armadas que proponen las teorías de conspiración y del peligro de violencia armada en los centros de votación.

Según una encuesta del Brennan Center, casi uno de cada tres funcionarios fue víctima de hostigamiento, abusos o amenazas. Uno de cada cinco tiene temor de ser atacado físicamente en el trabajo y un 45 por ciento de ellos se preocupan por la seguridad de otras autoridades y trabajadores electorales.

Permitir que los funcionarios electorales porten armas no es la solución. La presencia de armas aumenta el riesgo de que el clima político de estos tiempos modernos, ya extremadamente polarizado y cada vez más inestable, escale a condiciones potencialmente mortales.

Además, las armas hacen que por temor, los votantes no acudan a las urnas, particularmente las minorías raciales que históricamente han sido el blanco de violencia e intimidación para que no voten. A mediados del siglo XIX, xenófobos armados del partido Know Nothing persiguieron a inmigrantes y a otros en los lugares de votación.

Tras la Guerra Civil se usaron armas para aterrorizar a estadounidenses negros que intentaron ejercer su derecho constitucional al voto. Se trata de una historia larga y vergonzosa, y se puede trazar una línea directa entre esos tiempos y los vigilantes armados que usaron armas para amenazar a potenciales votantes el año pasado.

La respuesta racional ante esos incidentes es mantener las armas lejos de las urnas. El año pasado, el Congreso consideró pero no logró aprobar la legislación para prohibir las armas de fuego cerca de los lugares federales de votación. Debido a ese fracaso, los defensores de las armas resucitaron el viejo argumento de que con más armas estamos más seguros. Las escuelas no son más seguras con más armas, y la historia nos muestra que las armas no aumentan la seguridad de los centros de votación.

Este hecho se reconoce desde el inicio de la república. La constitución de Delaware de 1776 expresó firmemente: “Para evitar todo acto de violencia o fuerza en dichas elecciones, nadie debe ir armado a votar”. No puede estar más claro.

Hay una mejor manera de proteger a los funcionarios estatales, en lugar de darles un arma y desearles buena suerte. Los funcionarios electorales armados no tienen el entrenamiento de los oficiales de seguridad.

En lugar de esto, Texas podría aumentar los fondos para contar con verdadero personal de seguridad para las elecciones y prohibir la intimidación de funcionarios electorales. El gobierno federal puede ayudar al proporcionar expertos y sus propios fondos para evitar ataques contra los funcionarios electorales. (Si Texas necesita recomendaciones para proteger a quienes se encargan de las elecciones, el informe de abril del Brennan Center, Securing the 2024 Election, es un excelente punto de partida).

Los políticos también pueden dejar de mentir sobre fraude electoral. El Brennan Center, en una carta firmada también por el Giffords Law Center to Prevent Gun Violence, le dijo a los legisladores de Texas que las “falsas afirmaciones sobre fraude electoral por políticos y otros han elevado drásticamente la tensión en las urnas”. Dejen de mencionar la Gran Mentira, y muchas de estas amenazas desaparecerán y no será necesario disparar ni un solo tiro.

Traducción de Keynotes Translations and Editorial Services