El apoyo de la administración Trump a la agenda de la industria del petróleo y el gas ofrece otro ejemplo de cómo los intereses especiales de los ricos influyen en las políticas.
La línea entre el servicio público y la ganancia privada sigue difuminándose mientras que las élites financieras obtienen indultos y flexibilidad regulatoria luego de contribuir a campañas políticas.
La batalla por redibujar los distritos electorales en los estados sólo profundiza más el verdadero problema: La manipulación de los mapas para favorecer a un partido político.