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Análisis

Los votantes latinos corren alto riesgo de recibir información errónea

La comunidad latina tiene el mayor porcentaje de votantes recién registrados del país y son los destinatarios principales de las leyes restrictivas que buscan frenar su creciente poder político.

Agosto 24, 2022
Latino voters
Sergio Flores/Getty

Este artículo se publicó origin­al­mente en Univi­sion.

Este noviembre, las elecciones de mitad de período se van a llevar a cabo bajo un mayor estrés debido a la propagación de la 'Gran Mentira' de que las elecciones de 2020 fueron un robo, y debido a la caída estrepitosa de la confianza del público en las elecciones. Para colmo, una ola de nuevas leyes electorales restrictivas que se aprobaron desde 2020, impulsadas por los mismos argumentos infundados de fraude electoral, ha transformado el sistema electoral de la nación y, en muchos casos, ha generado más dudas y confusión.

Todo este torbellino está abriendo el camino para que se propague libremente información errónea y desinformación peligrosa, en especial entre la comunidad de votantes latinos, quienes son una fuerza política cada vez más fuerte.

La comunidad de votantes latinos corre un riesgo extraordinariamente alto de recibir información errónea porque los nuevos votantes y nuevos ciudadanos lidian con problemas muy diferentes cuando deben desembrollar la maraña de información errónea que se publica sobre las elecciones. La comunidad latina tiene el mayor porcentaje de votantes recién registrados del país y son los destinatarios principales de las leyes restrictivas que buscan frenar su creciente poder político.

Cuando la demanda de información es mayor a la oferta, los vacíos de información que le siguen pueden hacer que la información errónea se arraigue y se propague. Varios estados ampliaron el acceso al voto después de 2020, lo cual instó a la necesidad de educar a la ciudadanía sobre los nuevos cambios.

Por otro lado, una ola sin precedentes de nuevas leyes que restringen el acceso al voto ha generado riesgos muy particulares. Personas o instituciones malintencionadas o simplemente confundidas por los cambios pueden repetir información errónea o inventar límites en la votación que complican el proceso o suprimen el voto. Al mismo tiempo, estas leyes restrictivas crean un círculo vicioso de desinformación en torno a la Gran Mentira porque confirman o generan dudas sobre la integridad de las elecciones, y situaciones inusuales en los sitios de votación pueden también facilitar la circulación de rumores no comprobados.

Veamos el ejemplo de Texas. Una nueva ley electoral limita la capacidad de los funcionarios electorales de dar a la ciudadanía información fundamental sobre la votación por correo. Al mismo tiempo, esta ley restrictiva agrega nuevos requisitos confusos y onerosos de identificación de votantes para votar por correo. En su conjunto, estos dos aspectos de la ley contribuyeron a que los votantes y los funcionarios electorales hayan cometido una enorme cantidad de pequeños errores durante las elecciones primarias del estado, en marzo de 2022. La cantidad de rechazos de boletas de voto por correo y solicitudes de boletas por correo se disparó por las nubes: el porcentaje de papeletas de voto por correo rechazadas subió más del 1,100% en comparación con las elecciones generales de 2020. Como consecuencia, muchísimos votantes elegibles que emitieron su voto por correo no pudieron hacer oír su voz en las elecciones.

Sin embargo, como lo pone de manifiesto un nuevo informe elaborado por el Brennan Center for Justice en la Facultad de Derecho de NYU y First Draft, la información errónea puede mitigarse.

En California, el estado con la mayor población latina de la nación, las elecciones recientes demostraron cómo una importante campaña de educación al votante puede reducir los riesgos de tener información errónea sobre las elecciones. Las elecciones de destitución del gobernador de California de 2021 presentaron muchas condiciones nuevas para el electorado, desde lo inusual de las elecciones en sí, hasta el formato diferente que tenían las boletas. En el condado de Los Ángeles, los funcionarios electorales se anticiparon a la ola de información errónea para erradicarla antes de que se volviera un grave problema y llevaron a cabo una amplia campaña de educación, en la que abrieron una línea de información online y de soporte telefónico, y monitorearon las redes sociales para detectar rumores y falsedades publicadas. Las autoridades dijeron que estas medidas les ayudaron a resolver problemas en tiempo real y arrancar la información errónea de raíz.

Los cambios alarmantes de este año complican más la tarea de luchar contra la información errónea. Los funcionarios electorales, que son algunos de los principales guardianes de la democracia, suelen ser la fuente más creíble de información sobre las elecciones. Pero a partir de 2020, un alto número de funcionarios electorales han abandonado sus puestos o planean hacerlo, lo cual despojaría a las oficinas electorales de la experiencia que esos profesionales aportaban. Algunos funcionarios electorales también les han permitido acceso a los sistemas de votación a personas que rechazan los resultados de las últimas elecciones presidenciales, lo cual traiciona la confianza del público y debilita la integridad de todo el sistema electoral. A lo largo del país, docenas de candidatos que se han presentado para ocupar puestos en la administración electoral se han hecho eco de falsedades sobre las elecciones.

Las amenazas son graves. Pero podemos y debemos enfrentar el peligro. Para reducir la difusión de información errónea, los funcionarios electorales deberían llevar a cabo campañas de manera oportuna para educar a los votantes, crear páginas web de control de rumores cuando sea posible y conectarse con mensajeros y portavoces confiables para llegar a las comunidades locales. La prensa debería brindar contexto cuando publican información sobre las elecciones e informar sobre temas confusos mucho antes del día de las elecciones. Las compañías de redes sociales deberían amplificar la publicación de información correcta y precisa sobre las elecciones y usar buenas herramientas para detener la propagación de información errónea.

Por último, el público debería conocer los nuevos cambios que se incorporaron en la votación, estudiar estrategias para identificar la información errónea y buscar el contexto apropiado para comprender noticias extrañas o emotivas. Ahora es el momento de actuar.